La flota de los directivos de una empresa no suele ser la más numerosa pero sí una de las más sensibles y complejas para los gestores de flotas.

Existen pocas cosas tan contraproducentes como un directivo llegando a gran velocidad al parking de la empresa, conduciendo un coche potente, de tamaño exagerado y la carrocería llena de arañazos y golpes.

El sector del automóvil es un sector industrial muy dinámico que se caracteriza por su continua evolución y su alto nivel tecnológico. De forma paralela a estos avances tecnológicos, el diseño y la tipología de los vehículos también ha sufrido variaciones significativas encaminadas a fabricar vehículos más aerodinámicos, con estilos y líneas más deportivas, y más polivalentes que respondan a las nuevas necesidades de los clientes. Y es aquí donde se enmarca el concepto de vehículo SUV.

Conocer el futuro es imposible. Pero podemos intentar atisbarlo si estamos atentos a las tendencias. Hemos intentando recopilar algunas de ellas en este artículo, analizando de dónde venimos y teniendo en cuenta aquellos conceptos que más suenan en los informes de previsiones de muchos especialistas.

La realidad es tozuda. Y es esta realidad la que está llevando a las empresas, quieran o no, hacia una configuración de parques móviles cada vez menos contaminantes. Llegados a este punto, es momento de actualizar la política de flota y aprovechar los beneficios, ahorros y ventajas que puede generar el hecho de tener vehículos de bajo impacto ambiental.

En la primera parte de este artículo planteábamos la necesidad de elaborar una consultoría de movilidad respecto a la flota corporativa.

A la hora de preparar una renovación o ampliación del parque móvil, un correcto análisis del segmento de Vehículos Comerciales Ligeros (LCV) aporta importantes reducciones de costes.

Pensar en el valor residual de nuestra flota de LCV (Light Comercial Vehicle) siempre es importante, especialmente pensando en el cálculo de TCO y, sobre todo, si nuestra flota no está en renting.