Un interesante análisis de GEOTAB, basado en 3 millones de viajes y 550.000 horas de conducción, permite examinar cómo influyen, sobre la autonomía de un vehículo eléctrico, factores como la velocidad o la temperatura ambiental.
A medida que aumenta el volumen de vehículos eléctricos, es posible analizar y obtener mejores conclusiones sobre su rendimiento así como los factores que más impactan en la autonomía de sus baterías.
En esta ocasión, el especialista en vehículo conectado GEOTAB ha hecho públicos los resultados de su nuevo análisis de autonomía de vehículos eléctricos (VE). En él, se examina cómo influye la velocidad y la temperatura ambiente sobre los VE. Para ello utiliza datos agregados no identificados de 3 millones de viajes de vehículos eléctricos y 550.000 horas de conducción.
Y por suerte para todos, es posible acceder a los resultados e interactuar con una herramienta gratuita donde el usuario puede ver cómo aumenta o decrece la autonomía mientras va modificando la temperatura y velocidad de un coche eléctrico y una furgoneta de carga ligera, ambos ajustados para representar una batería de 65 kWh.
¿Qué influye más en la autonomía de un vehículo eléctrico?
Según el análisis de Geotab, la velocidad a la que circulan los vehículos influye en el impacto relativo de la temperatura. A bajas velocidades, la temperatura puede afectar significativamente a la autonomía, mientras que a velocidades más altas, la temperatura es mucho menos relevante.
Lógicamente, el tamaño y la forma del vehículo también influyen en las condiciones óptimas para maximizar la autonomía del VE; y los vehículos más grandes pierden autonomía más rápidamente al aumentar la velocidad.
Según esta empresa de conectividad, la mejor estrategia “para optimizar la autonomía de un vehículo eléctrico debe tener en cuenta el contexto del viaje. En una ruta por autopista, evitar el exceso de velocidad será la mejor estrategia para conservar la autonomía, especialmente en el caso de los vehículos más grandes. En los trayectos más cortos, la autonomía variará más según la estación del año, por lo que mitigar el impacto de la temperatura dará mejores resultados.”
Y es que con una temperatura óptima, la autonomía real es un 15% mayor que la autonomía indicada. Pero en días de frío extremo, esta se ve mermada casi en un 50%, porque el vehículo necesita energía para mantener al conductor y a la batería a una temperatura adecuada. Por suerte, se pueden tomar medidas para reducir este impacto, como precalentar el interior del vehículo y aprovechar asientos calefactados en vez de poner la calefacción al máximo.
Como se puede ver en el gráfico, tanto para el coche (línea continua) como para la furgoneta de transporte ligero (línea discontinua), el papel relativo de la temperatura se convierte en algo mucho menos significativo al aumentar la velocidad. A velocidades bajas, un cambio de 10 grados en la temperatura tendrá un impacto mucho mayor en la autonomía que cualquier cambio a una velocidad más alta. En el caso de la furgoneta de transporte ligero, el impacto que la temperatura tiene a velocidades altas es casi inapreciable.