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Asociación Española de Gestores de Flotas y de Movilidad
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La flota de los directivos de una empresa no suele ser la más numerosa pero sí una de las más sensibles y complejas para los gestores de flotas.
Para facilitar este capítulo y evitar problemáticas lo más recomendable es contar con una Car Policy bien estructurada, funcional y capaz de generar altos niveles de satisfacción y, por extensión, retener a estos empleados.
"Es recomendable sentarse con el departamento de RRHH para determinar conjuntamente hasta donde llega la consideración de directivo y cuantos niveles jerárquicos pueden llegar a establecerse".
El primer paso para cualquier Car Policy es establecer el número de niveles existentes. También en aquella parte de la flota que afecta al equipo de dirección. En este caso es recomendable sentarse con el departamento de RRHH para determinar conjuntamente hasta donde llega la consideración de directivo y cuantos niveles jerárquicos pueden llegar a establecerse. Su banda salarial también será una herramienta clave para establecer dónde incluir a cada directivo y definir el diferencial, en cuanto a vehículo, de cada nivel de dirección.
Antes de empezar a comunicar internamente hasta dónde llegan las posibilidades de elección y presupuesto de cada directivo, es imprescindible dejar claros los límites y las prohibiciones en todos aquellos aspectos que consideremos. Por ejemplo, definiendo tipologías de carrocerías prohibidas. Lo más habitual es que vehículos como descapotables, coupés, deportivos e incluso todoterrenos formen parte de estas prohibiciones.
También se da el caso de marcas prohibidas, ya sea por connotaciones de imagen (demasiado ostentosas o lujosas) o porque la nacionalidad de nuestra empresa es incompatible con la de algunas marcas de coches.
Sin embargo, los límites más habituales - más allá del coste del vehículo - corresponden a emisiones, consumos o potencia. Los condicionantes pueden ser tan amplios como lo es la ficha técnica de un vehículo: tamaño, equipamiento de serie, color, maletero, cilindrada… Pero en este nivel jerárquico esta tipología de limitaciones es menos frecuente.
"Aquellos gestores que cuentan con una flota salpicada de diferentes marcas, modelos y motorizaciones saben lo complejo que resulta, especialmente a la hora de su licitación".
Una vez establecidos ciertos límites, nos encontramos ante una nueva disyuntiva: seguir limitando la libertad de elección o abrir el abanico. Cada vez son más las compañías que optan por circunscribir a un número de modelos concreto - más o menos variado - su Car Policy. Facilita la gestión y aumenta el poder de negociación de compra con fabricantes y renting. Aquellos gestores que cuentan con una flota salpicada de diferentes marcas, modelos y motorizaciones saben lo complejo que resulta, especialmente a la hora de su licitación.
Sin embargo, como ya hemos dicho, la flota de vehículos de dirección es muy sensible al estímulo que supone un buen coche. Forma parte de su retribución y es un elemento motivador y de retención de talento. De ahí que limitar la libertad de elección puede no ser la mejor opción en el caso de la flota de los directivos.
"Si optamos por cerrar el listado a unos modelos concretos, lo más recomendable es permitir que estos empleados puedan completar, con cargo a su bolsillo, la configuración del vehículo con algunos opcionales"
Si optamos por cerrar el listado a unos modelos concretos, lo más recomendable es permitir que estos empleados puedan completar, con cargo a su bolsillo, la configuración del vehículo con algunos opcionales: asientos de cuero, mejor equipo multimedia, más asistentes de conducción, llantas…
Si optamos por establecer una Car Policy de modalidad abierta es momento de definir cómo establecer la capacidad de elegir:
Proponer 4 o 5 modelos de marcas diferentes en cada nivel de dirección, configurados con un equipamiento atractivo y un buen nivel de servicio (por ejemplo, con la recogida y entrega del vehículo para evitar el paso por el taller), puede generar elevados niveles de satisfacción entre nuestros directivos.
Independientemente de contar con una Car Policy abierta o cerrada es importante establecer qué capacidad tienen los empleados de hacer un upgrade de modelo. Es decir, si un empleado puede acceder, pagando de su bolsillo, a un modelo reservado para un nivel superior. En ocasiones este hecho puede ser contraproducente y generar conflictos. Algunas empresas permiten hacerlo pero limitan este upgrade al nivel inmediatamente superior, no más.
Muy poco habitual en nuestro país, puede darse en algún caso que el directivo prefiera el equivalente en efectivo al vehículo. Sin embargo, son pocas las empresas que contemplan la posibilidad; y pocas las posibilidades que algún directivo apueste por este modelo de retribución, especialmente porque el incremento salarial puede suponer pasar a un tramo impositivo del IRPF superior y, por lo tanto, acabar perdiendo nivel adquisitivo. Y también perder el coche.
En algunos niveles de dirección los cambios de compañía son habituales, más aun entre empresas del mismo sector. Estos cambios pueden tener múltiples motivaciones. Pero está claro que factores como la retribución o los complementos salariales (seguro médico, vehículo, etc.) influyen de forma importante en la satisfacción o en las ganas de cambiar de aires.
Por todo ello es recomendable conocer qué vehículos se ofrecen en los despachos de la competencia y cómo lo hacen.
No es fácil conocer cómo trabaja internamente la competencia en esta materia. Por ello os recomendamos asistir a eventos de networking como el Congreso AEGFA o leer con atención las entrevistas a gestores que publicamos periódicamente en esta publicación.
No podremos evitar que un empleado de dirección se vaya a la competencia. Pero intentemos que la excusa de su marcha nunca tenga que ver con el coche de empresa.
Las empresas belgas lo tendrán más fácil a la hora de ofrecer presupuestos de movilidad (Mobility Budget) a sus empleados gracias al nuevo marco legal vigente desde el pasado 1 de marzo. Bélgica se convierte así en el primer país europeo que introduce un marco legislativo sobre los denominados Mobility Budget. El objetivo y las expectativas del gobierno belga son sustituir un 25% de los coches de empresa por diferentes alternativas de movilidad, más ecológicas y eficientes.
Las empresas pueden ofrecer a sus empleados con coche de empresa un presupuesto de movilidad equivalente al coste anual del uso del automóvil. Los empleados, que pueden adherirse voluntariamente a esta opción, pueden disponer de este presupuesto para:
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