Las flotas corporativas se han convertido en uno de los focos de la Unión Europea para descarbonizar el transporte. De hecho, la Comisión ha anunciado que ya está trabajando en una propuesta legislativa para finales de año con el objetivo de incrementar el volumen de vehículos cero emisiones en los parques móviles corporativos.

La Unión Europea está preparando una serie de medidas para acelerar la transición de las flotas corporativas hacia la movilidad de cero emisiones. Este segmento, que representa alrededor del 60% de las matriculaciones de automóviles y casi la totalidad de furgonetas, autobuses y camiones en la UE, juega un papel clave en la reducción de emisiones del transporte. Y Bruselas sabe que el cumplimiento de sus objetivos medioambientales solo será posible descarbonizando la movilidad corporativa, principalmente a partir de vehículos eléctricos de batería (BEV) y de hidrógeno (FCEV).
De ahí que la Comisión Europea haya empezado a dibujar un boceto de futuras medidas que afectarán directa y exclusivamente a las flotas.
A algunas de las propuestas les falta concreción. Pero otras sí dibujan un escenario al que deberán adaptarse los gestores de flotas y sus empresas.
De todas formas, la inmensa mayoría de estas medidas ya se aplican, en mayor o menor medida, en algunos países o ciudades por iniciativa de sus legisladores.  

La intención de las medidas es afrontar los actuales desafíos como los altos costos iniciales, la disponibilidad de infraestructura de recarga y la incertidumbre sobre el valor residual de los vehículos. Para abordar estos problemas, el documento destaca la necesidad de estímulos fiscales y regulatorios que fomenten la adopción de estos vehículos.

Legislación europea para 2025: próximos pasos

La Comisión Europea ha anunciado que empieza a trabajar en una propuesta legislativa que se presentará a finales de 2025. Una propuesta marco que incluirá regulaciones obligatorias para la electrificación de flotas corporativas, armonización fiscal en la UE para evitar desigualdades entre países en la adopción de vehículos de cero emisiones; e iniciativas voluntarias con empresas para que se comprometan a objetivos de reducción de emisiones. Estas son algunas de las propuestas principales:

Reformas fiscales: el gran incentivo para el cambio

Uno de los pilares fundamentales para acelerar la adopción de vehículos eléctricos en flotas corporativas será la fiscalidad. Actualmente, muchos Estados miembros todavía subvencionan de manera indirecta los vehículos de combustión a través de beneficios fiscales. Se plantea reformar estos esquemas para favorecer de manera clara los vehículos de cero emisiones. Entre las opciones que se están considerando encontramos:

• Eliminación progresiva de deducciones fiscales a vehículos de combustión. Se sigue así el ejemplo de Bélgica, donde desde 2023 se reducen gradualmente los beneficios fiscales a los coches de combustión hasta su eliminación total en 2028.
• Depreciación acelerada para vehículos eléctricos. En países como España y República Checa ya se permite una amortización rápida de estos vehículos para incentivar su compra por empresas.
• Modificación del IVA. Se estudia la posibilidad de reducir la deducción del IVA para vehículos de combustión, lo que haría más atractiva la compra de opciones eléctricas.

Infraestructura de recarga: clave para la transición

El acceso a puntos de recarga sigue siendo uno de los principales retos. Por ello, la Comisión propone varias medidas para impulsar el desarrollo de infraestructura:

• Expansión de la red de recarga en aeropuertos, estaciones de tren y enclaves estatégicos. Se impulsará la instalación de cargadores rápidos en los principales hubs de movilidad. De hecho, para el tercer trimestre de 2025, la Comisión pondrá en marcha una iniciativa destinada a acelerar el despliegue de vehículos de emisión cero en algunos aeropuertos.
• Facilidades para la instalación de puntos de recarga en flotas corporativas. Se buscará una mayor colaboración público-privada para fomentar la instalación de infraestructuras en sedes de empresas y almacenes logísticos.
• Promoción del vehicle-to-grid (V2G). Los vehículos de empresa podrían usarse como baterías que inyecten energía a la red en momentos de baja demanda, generando beneficios económicos para las empresas. De esta forma, las corporaciones verían más atractivo la adopción de los vehículos eléctricos.

Regulaciones específicas para taxis, RaC y mercancías

Algunas flotas desempeñan un papel crucial en la movilidad urbana y la logística. Por ello, la Comisión estudia imponer normativas más estrictas para determinados sectores:

• Taxis y ride-hailing: Se plantea que las ciudades establezcan requisitos progresivos para que estos servicios solo operen con vehículos eléctricos a partir de 2030.
• Vehículos de alquiler en aeropuertos: Se quiere garantizar que un porcentaje creciente de los coches de alquiler sean eléctricos, impulsando la infraestructura de recarga en estas localizaciones.
• Transporte de mercancías: Se estudiarán incentivos específicos para la electrificación de flotas de reparto urbano y camiones de largo recorrido.

Incentivos locales y medidas de acceso preferencial

Los gobiernos locales tendrán un papel clave en esta transición. Algunas medidas que podrían implementarse incluyen:

• Acceso preferencial a carriles exclusivos y zonas de bajas emisiones para vehículos eléctricos.
• Exenciones en peajes y tasas urbanas para flotas de cero emisiones.
• Programas de leasing/renting para pymes que faciliten la adquisición de furgonetas y camiones eléctricos.

La descarbonización de las flotas corporativas es una prioridad en la agenda de la UE. Con incentivos fiscales, mayor infraestructura de recarga y regulaciones progresivas, Europa busca transformar su movilidad empresarial en los próximos años. La clave estará en cómo los Estados miembros implementen estas medidas y en la colaboración entre el sector público y privado para garantizar una transición efectiva.

Puedes consultar el documento completo de la Comisión Europea aquí.