La inmovilización de vehículos no solo afecta a la vida de las baterías. Existen componentes que también se resienten de la falta de actividad. Es el caso de los neumáticos, un elemento que hay que revisar y tener muy en cuenta antes de volver a ponernos en marcha debido a su papel esencial en la seguridad vial.
De alguna forma, muchos de estos vehículos padecen una situación a la que se produce en verano: coches parados en una misma posición mucho tiempo, en ocasiones en la calle y bajo las inclemencias del tiempo.
Estas son las principales consecuencias de la inactividad según la Comisión de Fabricantes de Neumáticos:
Deformación por plano en banda de rodadura
Se produce cuando un vehículo ha estado estático durante un periodo de tiempo prolongado. El neumático sufre una deformación en la banda de rodadura debida a la presión constante del peso del vehículo sobre un mismo punto de apoyo. En el momento de poner en marcha el vehículo se puede producir el llamado "flatspot".
El flatspotting es un ligero temblor que se produce cuando un neumático ha estado parado mucho tiempo en la misma situación.
De manera natural cuando un neumático entra en circulación se calienta y adquiere una flexibilidad imprescindible para adaptarse a las irregularidades de la calzada. En cambio, cuando ha estado parado mucho tiempo, siempre con el mismo peso en el mismo punto de apoyo, el neumático puede aplanarse, y, al circular, hasta que éste se caliente y vuelva a coger flexibilidad, puede vibrar. Sin embargo, en algunas circunstancias esta deformación puede persistir. Esto dependerá del tiempo de estacionamiento, de la carga a la que haya sido sometido, de los cambios bruscos de temperatura y de la calidad del neumático. Por supuesto un neumático ancho y bajo tendrá menos riesgo de sufrir aplanamiento puesto que hay mayor superficie de contacto con el suelo y se puede repartir mejor el peso del vehículo.
Neumáticos agrietados
El agrietamiento de los neumáticos tiene más relación con la edad de la goma que con la situación de paralización. El problema es que tener un neumático parado todavía agrava más el deterioro de la goma. ¿Quién no ha tenido nunca una bicicleta nueva en casa durante meses y cuando la ha ido a usar se ha encontrado los neumáticos prácticamente cuarteados? Lo mismo pasa en los vehículos. La goma tiene una vida útil y tenerla parada no frena el deterioro.
Baja presión de los neumáticos
Siempre es importante comprobar regularmente la presión de los neumáticos. En esta ocasión, igual que ocurre después de la estación estival, es necesario revisarla, ya que con toda seguridad habrá disminuido estos días.
No hay que esperar a que salte la alarma (en el caso de tenerla en el coche) para pasar por la gasolinera y comprobarla. Se trata de 5 minutos que pueden ser vitales. Por supuesto el riesgo aumenta si el coche ha estado aparcado sometido a grandes cambios de temperaturas o en zonas muy ventosas (por ejemplo, cerca de la costa).