Gestión de Flotas y de Movilidad

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Objetivo 0 accidentes, 0 emisiones: un reto para el Gestor de Movilidad

Objetivo 0 accidentes, 0 emisiones: un reto para el Gestor de Movilidad

En los años 70 del siglo pasado prevalecía la teoría que el objetivo principal de las empresas era el maximizar el beneficio de los accionistas. Sin embargo, eventualmente, esta teoría empezó a verse como incompleta y ‘cortoplacista’. Las empresas se dieron cuenta que además de retribuir a los accionistas, tienen obligaciones con sus empleados y con la sociedad. Y más recientemente, se ha aceptado que también tienen una obligación con el medio ambiente.

Nuevos objetivos

En mi opinión, las empresas que lograron esto, cumplieron con algunas condiciones. Y la principal es que, estas obligaciones con el accionista, los empleados, la sociedad y el medio ambiente, fueron gradualmente incorporadas al modelo de negocio de la empresa y fueron rentables. Eso, no siempre es fácil. Pero es posible.Una de las consecuencias más interesantes de esta evolución ha sido que, al ampliar los objetivos de la empresa, ésta mejoraba y el retorno al accionista aumentaba. No es difícil entender que una empresa que cuida y motiva a sus empleados y que contribuye positivamente a la sociedad, mejora su imagen en el mercado, especialmente con sus clientes y proveedores. Y como consecuencia, funciona mejor y le va mejor.

La movilidad corporativa debe incluir en sus objetivos de eficiencia el ‘Objetivo 00’. Y para conseguirlo, tenemos que lograr que el camino hacia él sea rentable, medible y visible

El año 2017 fue el primero de la historia donde no se produjeron víctimas mortales en la aviación comercial. Lamentablemente, no se ha vuelto a conseguir desde entonces. Pero ello no cambia que el objetivo de la industria de aviación comercial siga siendo ‘0’ accidentes. Siguiendo esa línea, mi sugerencia es que la movilidad corporativa incluya en sus objetivos de eficiencia el ‘Objetivo 00’. Y para conseguirlo, tenemos que lograr que el camino hacia él sea rentable, medible y visible. ¿Como se consigue eso? No es fácil, pero conozco varios gestores de movilidad que están trabajando en ello y me gustaría contribuir a que se unan más.

Invertir en seguridad es rentable

Las flotas corporativas, especialmente las que han profesionalizado su gestión, han sido siempre las que han liderado los cambios. Ellas han sido las primeras en incorporar nuevas tecnologías de control y seguridad, en la búsqueda de aumentar la eficiencia.

objetivo 00 b

Fueron las primeras en aceptar que un vehículo bien mantenido es más eficiente que uno que no lo está. Y las primeras en aprender que la reducción de accidentes, reduce costes. Cuando aparecieron los airbags, fueron las primeras en incorporarlos a sus flotas. Y soy lo suficientemente viejo para recordar que muchas flotas exigían utilizar el cinturón de seguridad varios años antes de su obligatoriedad. ¿Y porque ha sido así? Simplemente porque los gestores profesionales aprendieron que reducir los accidentes era bueno y además que era una inversión rentable.

Creo que el compromiso de las flotas corporativas con reducir accidentes es un buen ejemplo a seguir en el camino de conseguir el objetivo de ‘0’ emisiones.

Los primeros esfuerzos en incrementar la seguridad y la reducción de accidentes estuvieron más relacionados con el vehículo y las mejoras ofrecidas por los fabricantes. El papel crucial de las flotas corporativas fue el ser los primeros en adoptarlos y hasta en ser inspiradores de subsiguientes mejoras. Las flotas corporativas son, sin duda, más modernas, más limpias, mejor mantenidas y con más equipamiento de seguridad que la gran mayoría del parque en circulación. En cualquier país.

Hoy en día, muy pocas compañías dudan del retorno a la inversión de los entrenamientos de los conductores y de las herramientas telemáticas

El siguiente paso, fue trabajar con los conductores. Entrenamientos en conducción segura se hicieron más comunes y no sólo en técnicas de conducción, sino también trabajando en la actitud de los conductores.
Rápidamente, los gestores descubrieron que la reducción de accidentes resultaba uno de los métodos más eficaces en la reducción de costes. Y a medida que aprendimos a combinar las ventajas de la telemática con los entrenamientos en seguridad de los conductores, se fueron viendo resultados sorprendentes en reducción de siniestralidad, inmovilizaciones y motivación de los propios conductores. Hoy en día, muy pocas compañías dudan del retorno a la inversión de los entrenamientos de los conductores y de las herramientas telemáticas. Y posiblemente, quienes aún dudan, es porque no lo han experimentado.

Para las flotas corporativas que ya están trabajando en seguridad, mi sugerencia es que no expresen sus objetivos en reducir un porcentaje de la tasa de siniestralidad. Por supuesto, la forma que debemos trabajar es la reducción de la siniestralidad. Pero el objetivo debiera ser ‘0’. ‘0’ accidentes es el único objetivo aceptable, aunque sepamos que el camino es largo y difícil. Al igual que en la industria de la aviación comercial, el llegar al objetivo un año, no asegura el año siguiente. Pero el objetivo permanece.
Para muchas compañías, lo más peligroso que le piden a un empleado que haga es que conduzca un vehículo. ¿Por qué debiéramos tratarlo de forma diferente a una constructora que le pide a un empleado que suba a un rascacielos en construcción?

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Objetivo 0 emisiones

Si pasamos ahora al objetivo de ‘0 emisiones’, es razonable admitir que llegar a neutralizar las emisiones de una flota es complejo y nos vemos obligados a pensar en un plazo mayor. Al igual que con la seguridad, este es un camino que debemos recorrer y en muchos casos, estamos sólo al comienzo.

En los años 70, los costes de la flota se calculaban sumando el precio de compra de los vehículos y la estimación de combustible. A través de los años, se fue desarrollando el concepto del TCO para incluir partidas como depreciación, seguros, mantenimiento, impuestos, neumáticos y más…

El siguiente paso fue incorporar el concepto de valor. Es decir, considerar cual sería la composición y utilización de la flota que maximiza la contribución de valor para la compañía. Y aquí se incluyen aspectos como seguridad, motivación del conductor, optimización de rutas y más… Estos fueron importantes pasos para incorporar la flota en el modelo de negocio de la empresa.

En referencia al objetivo de ‘0 emisiones’, obviamente, esto no es un proyecto de un año. Ni seguramente de 5. Y no quisiera ser malentendido. No estoy sugiriendo que todos los vehículos deban ser eléctricos, ni siquiera híbridos. Sin embargo, lo antes que los probemos y aprendamos todas las implicaciones de su utilización, mejor informadas serán las decisiones sobre cómo deberá ser la transición.

Lamentablemente, la transición completa no es aún posible. Disponibilidad, niveles de costo, infraestructura, o falta de ella, y hasta razones operativas y logísticas no lo permiten, aún. Pero necesitamos avanzar, y una vez más las flotas corporativas lideran y marcan el camino.

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La rentabilidad de las 0 emisiones

Hasta hace pocos años, las reducciones en emisiones se debieron principalmente en que los fabricantes producían vehículos cada vez más limpios, lo que a su vez estaba motivado por regulaciones de la UE. Pero gradualmente la concienciación de las personas y de la sociedad fue creciendo.

Una mayoría de empresas usuarias de flotas ya hace años que se han posicionado éticamente en temas como igualdad de género, explotación infantil y otros temas que han considerado importantes. Esto ha sido exitoso debido a que, al margen de consideraciones éticas, ha aumentado la motivación y productividad. Es decir, ha sido rentable.
Ahora muchas empresas también se han posicionado éticamente respecto al medio ambiente. El siguiente paso es incorporarlo al modelo de negocio de la empresa y lograr que sea rentable.

Si queremos que la ‘T’ del TCO signifique realmente ‘Total’, tenemos que ser coherentes e incluir el coste de las emisiones

Una forma de empezar es aceptar que las emisiones son malas y que tienen un coste medioambiental real. El segundo paso es tratar de medir este coste. Y el tercero es incorporar este coste cuando analizamos el TCO de los vehículos para renovar la flota. Si queremos que la ‘T’ del TCO signifique realmente ‘Total’, tenemos que ser coherentes e incluir el coste de las emisiones.
Por otra parte, no se debe subestimar que la forma más fácil de reducir emisiones es reducir los traslados innecesarios. Una enseñanza del 2020 es que de esta forma podemos reducir las emisiones de forma rápida y simple.

Medir el coste medioambiental

No puedo ofrecer una fórmula concreta sobre cómo medir el coste medioambiental. Pero otra vez la industria aeronáutica nos da una pista. Seguramente, muchos habrán notado que al comprar un billete de avión se nos ofrece la posibilidad de pagar un pequeño extra para compensar las emisiones de nuestro viaje. Pero lo que sí sabemos, es que un vehículo va a emitir alrededor de 15 toneladas de CO2 circulando 120.000 km. Y esto tiene un coste medioambiental real que debemos tratar de reducir.

Una vez más, las flotas corporativas son las que están liderando este cambio. Y los gestores de movilidad los que lo están liderando dentro de sus compañías. La cuestión es, en muchos casos, cómo convencer al resto de la compañía. Y en mi opinión, la respuesta pasa por mostrarles que puede ser rentable.
Y esa rentabilidad vendrá por:

  • Aumento en la eficiencia a través de satisfacción y motivación de empleados.
  • Mejora en la imagen de la empresa interna y externamente.
  • Convirtiendo este objetivo en parte del modelo de negocio de la empresa.

Quizás llegue un tiempo en que la utilización de combustibles fósiles en la movilidad será como fumar. Se convertirá en socialmente incorrecto.
Los gestores de movilidad son los especialistas. Ellos son los que han liderado todas las mejoras que hemos comentado aquí. Y debieran sentirse orgullosos de ello. Ahora este nuevo desafío está en sus manos y trabajar en ello puede ser muy satisfactorio. Debemos guiar a nuestras compañías hacia el ‘Objetivo 00’ y asegurarnos que esta nueva movilidad que estamos creando, no sólo sea diferente, sino mejor.


José Luis Criado
CEO Mobility Consultants

 

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