Cómo optimizar la eficiencia de las flotas de vehículos comerciales

Gestión

Por norma general, el usuario del vehículo comercial no suele tener capacidad de decisión en la elección de equipamiento, cuota, estética ni color, pues no existen derivadas motivacionales ni compensatorias. Ello permite al gestor de flotas un amplio abanico de posibilidades, siempre dentro de las políticas marcadas, que definirán la operativa, la productividad y los costes de esta parte de la flota.

Dada la actual fase de recuperación económica, son muchas las empresas que se encuentran en el momento de renovar o ampliar su parque de furgonetas y furgones. Y es precisamente en este momento cuando deben tenerse en cuenta algunos de los aspectos que determinarán la eficiencia, pero también la seguridad, de nuestra flota de vehículos comerciales.

Elección del vehículo

Fiabilidad, capacidad de carga y consumos, además del coste, suelen ser los tres factores claves a la hora de elegir un vehículo comercial. Pero ya que vamos a renovar o ampliar la flota, ¿por qué no actualizar y revisar a fondo las funciones, necesidades, recorridos y operativa de cada vehículo y cada área? Con la crisis, los procedimientos y hábitos de empresas, clientes y consumidores se han modificado. Y ello nos ofrece una oportunidad para cambiar nuestros patrones y necesidades de movilidad. Si nos dedicamos al transporte de alimentos congelados, seguiremos necesitando un vehículo refrigerado. Pero pongamos un ejemplo de un servicio técnico (informática, ascensores, reparación electrodomésticos…) con un área de actuación urbana. ¿Realmente necesita un vehículo comercial con gran capacidad de carga y motor diésel?¿Cuánto ocupan sus herramientas o posibles recambios? En estos casos se podría valorar la adquisición de un vehículo eléctrico o incluso de una motocicleta, con la reducción de costes en combustible, emisiones y parking que todo ello genera. Incluso, en el caso de la moto, se ganaría en rapidez de actuación. Otro ejemplo es el de las rutas de reparto fijas. En estos casos todavía debería ser más sencillo encontrar el vehículo más eficiente, ya que sabemos con exactitud el número de kilómetros, las carreteras y calles por las que se circula e incluso el peso máximo de carga diaria.

Equipamiento y mobiliario interior

Dejando de lado vehículos específicos con necesidades muy concretas como ambulancias o vehículos refrigerados, es muy importante contar con un vehículo cuya zona de carga disponga de mobiliario y accesorios adecuados para cada tipo de necesidad. A la hora de elegir este tipo de elementos es clave seleccionar no sólo aquellos más resistentes, sino también los más ligeros. Esta ligereza permite aumentar la capacidad de carga y reducir los consumos cuando se conduce sin peso. Además, si todo viaja bien ordenado y sujeto, la carga no se moverá durante la conducción, lo que redunda en una mayor seguridad para el conductor, garantiza el buen estado de los elementos transportados y no provocaremos desperfectos en la zona de carga. Estos desperfectos incrementarán los costes de mantenimiento y si el vehículo es de renting, una penalización al finalizar el contrato.

Por otro lado, si se ordena debidamente el interior de la zona de carga, el usuario perderá menos tiempo buscando el paquete a entregar, la herramienta a utilizar o el recambio que se necesita.

No a la sobrecarga

Siempre que sea posible hay que evitar la sobrecarga de peso del vehículo. Y es que a mayor peso, mayores consumos y mayor deterioro del vehículo a nivel estructural y mecánico. A ello hay que añadir una importante disminución de la seguridad, pues aumenta la distancia de frenado y es más fácil perder el control del vehículo. Por no hablar de los problemas legales que puede comportar el hecho de cargar el vehículo más allá de lo establecido en su ficha técnica.

Si nuestra operativa no necesita habitualmente del transporte de grandes cargas, siempre es preferible alquilar un vehículo para esa necesidad concreta. Tampoco es eficiente contar con un furgón de gran capacidad para hacer frente a estas necesidades. Alquilar puntualmente es mejor que tener un gran furgón cuya zona de carga se aprovecha en contadas ocasiones.

Telemática, navegadores y Apps

Las aplicaciones telemáticas y la conectividad han revolucionado el mundo. También en la gestión de flotas. La geolocalización de las flotas se ha extendido y cada vez son más los parques móviles que cuentan con dispositivos telemáticos integrados. Esta tecnología nos permite saber con exactitud donde se encuentran los vehículos, cuándo paran, cuándo arrancan, su velocidad y consumo medio o si han salido de su área de actuación asignada. Todos estos datos nos permitirán optimizar rutas, asignar la unidad más cercana para una actuación concreta e incluso evitar desplazamientos improductivos a la base de la flota. A ello hay que añadir la practicidad de un navegador: evita que el conductor se pierda (con el ahorro de kilómetros no recorridos y combustible no gastado que ello supone), selecciona el recorrido más eficiente o incluso le indica qué carreteras evitar para no encontrar atascos.

Todo esto se traduce no sólo en un importante ahorro en combustible y una disminución de la huella de carbono, sino que también aumenta la productividad de la flota así como el control y la seguridad de las cargas.

Conductores formados

Son muchas las ocasiones en las que insistimos en la necesidad de contar con usuarios formados en conducción eficiente y segura. En el caso de los conductores de vehículos comerciales esta formación es todavía más importante ya que el comportamiento del vehículo y el rendimiento mecánico se modifica con la carga.

Revisar los neumáticos

El único elemento de contacto del vehículo con la carretera es el neumático. De nada sirven los consejos anteriores si los neumáticos no están en buen estado. De hecho, si se circula con una presión incorrecta, con neumáticos desgastados o dañados se multiplican las posibilidades de sufrir un accidente, además de aumentar el consumo del vehículo. Por ello debe realizarse una revisión de la presión y la banda de rodadura casi a diario, ya que los neumáticos de los vehículos comerciales sufren más debido a los cambios en la carga y los roces con bordillos.

 

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